¿Hasta dónde?


¿El amor llega y toca la puerta, o lo creamos, lo hacemos nacer y crecer? ¿Debemos estar alerta ante su presencia porque si no pasará desapercibido, o más bien será un evento imposible de ignorar, que despertará hasta a quien quiere seguir durmiendo?

Tantas canciones de amor confunden, tantos mensajes encontrados pueden hacer que el amante o aquél que aspira serlo se plantee serias dudas sobre cómo proceder. ¿Debe dejar que las cosas fluyan porque si no avanzan es porque no debían avanzar o por el contrario debe buscar y luchar por aquello que quiere…? ¿Ser pasivo implica que puede perder su oportunidad o ser muy activo e insistente hará que termine preguntándose si la otra persona cedió por la persistencia y no por el afecto?

Al final cualquiera piensa con sentido común que el esfuerzo siempre será necesario para consolidar o rescatar una relación en peligro.

Tal vez la verdadera pregunta es hasta dónde o hasta cuáles consecuencias debemos llevar la lucha por el afecto; cuándo seguir o retirarse. Algunos aspectos podrían tomarse en cuenta:
· La búsqueda del amor no puede estar en discordia con la dignidad.
· La demostración de interés es necesaria pero el acoso aleja.
· El uso de la manipulación puede funcionar temporalmente para acercar pero, como farsa que es, rápidamente tendrá su final.
· La única razón verdaderamente lógica para estar con alguien es sentir afecto por esa persona.
· A veces el amor se encuentra escondido bajo el orgullo, la cotidianidad o el agobio.
· Si se observa con detenimiento y sobre todo con la intuición, de seguro se sabrá cuándo hay correspondencia o no hacia el afecto.

Lo más difícil viene cuando se tiene temor de querer porque el pasado duele y puede ser una sombra que aparece de pronto para sabotear. Pero es importante es que se sepa que en la vida la mayor parte de los arrepentimientos vienen de aquello que se deseó sin atreverse a concretar, más que de los intentos fallidos.
Quizás todo se trata de elegir bien las batallas, pensar antes de enfrentarlas. Pero una vez que se va hacia ellas, hacerlo con el corazón, resteándose con el afecto y con la claridad de que, aunque se pierda o se gane, siempre quedará una enseñanza.

Comentarios