El ciclo del amor

 

Hay relaciones que están vivas pero no lo queremos ver, y estamos empeñados en matarlas diariamente. Pero hay otras que murieron hace mucho y no nos hemos dado cuenta o no lo queremos aceptar.


La contradicción nos acompaña desde nuestro nacimiento. Nunca daremos con la respuesta cierta sobre el bien y el mal, la muerte y la vida. Todo tiene dos caras y aunque las veamos distintas frecuentemente los opuestos chocan. A veces estando vivos nos sentimos morir. Y muchos al borde de la muerte están viviendo más que nunca.


Así pasa con las relaciones. Algunas murieron hace mucho y no nos hemos dado cuenta o no lo queremos aceptar. Otras están por morir, pues una serie de sentimientos, frustraciones y el agobio cotidiano las cubre y puede asfixiarlas. Es cuestión de decisiones el que se recuperen o finalmente fallezcan.


Hay relaciones que están vivas pero no lo queremos ver, y estamos empeñados en matarlas diariamente. Es posible que lo que dicen sea cierto, y los amores verdaderos nunca culminan, solo aprendemos a ignorarlos.


En una relación hay momentos de preguntas incómodas, aquellas que por no quererlas verbalizar, las volvemos un ruido que perturba nuestro inconsciente. Es preferible entonces preguntarle directamente a nuestro silencio en que momento nos encontramos y tomar el camino necesario. Pero siempre es preferible vivir la verdad, la realidad, y no lo que queremos inventarnos para no reaccionar.


Todos sabemos cuales son las señales que nos indican una “enfermedad” en nuestra relación, una dolencia que puede volverse incurable de no ser atendida, señales como:


· Te estás quedando en la relación más por comodidad que por deseo.


· No hay crecimiento personal al estar con el otro y en ocasiones más bien existe un deterioro personal y sobre todo emocional.


· Las discusiones frecuentemente son circulares, sin solución.


· No existe el ánimo ni la fe de intervenir la relación para que se recupere.


· Suspiras recordando lo que era y ya no es.


· Sientes que estás sobrellevando y no disfrutando la vida.


Así como las personas, las relaciones pueden sufrir dolencias leves, que a veces hasta sin ayuda se pueden curar. Pero también podemos enfermar de gravedad y casi siempre por falta de una atención a tiempo, las relaciones al igual que el ser humano, se deterioran irreversiblemente.

 La terapia de pareja es una herramienta valiosa para intervenir las relaciones. Es válido reconocer cuando se nos agotan las estrategias y apoyarse en el conocimiento científico y en la mirada externa y objetiva que puede dar un profesional. No dejar morir por negligencia la relación es importante, y también reconocer cuando ya no va más, cuando el ciclo del amor se cerró. 






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