¿Para qué hablar de los problemas?

¿Para qué hablar de los problemas?

Si bien hay quienes exageran en decirlo todo, perdiendo la más elemental privacidad; muchas personas prefieren callar, guardarse cualquier sufrimiento o dolor y sus preocupaciones. Los motivos para ello son múltiples, desde el deseo de no preocupar a los demás, el orgullo y el miedo a ser juzgados, hasta el creer que nadie les puede ayudar, por tanto compartir el problema es tiempo perdido.

Para la Psicología, la expresión de lo que nos abruma tiene un valor terapéutico muy grande. Al tener un confidente que no tiene todas las soluciones pero si la comprensión que a veces es lo único que necesita; el ser humano empieza un proceso de asimilación del problema y sus sentidos se activan en búsqueda de alternativas de conducta. 

Algunas razones para hablar de nuestros problemas:

-Aceptar y entender lo que en verdad.

-Recibir puntos de vista sobre el problema  que  tal vez no habíamos tomado en cuenta.

-Sentirnos abrigados por el afecto del interlocutor.

-Extraer de nuestra vulnerabilidad la fuerza para seguir adelante.

-Activar la búsqueda conjunta de soluciones a medida que se dialoga, pues el problema se va empequeñeciendo ante nuestros ojos.

-Comprender que compartir nuestros problemas es una señal de fortaleza y no de debilidad.

-Descubrir que no somos los únicos en vivir la situación, por lo que podemos aprender de la experiencia de otros.

-Liberar nuestra angustia y saber que a ortos les interesa nuestro bienestar.

Todos, en algún momento, necesitaremos apoyarnos en otro, así como en muchas ocasiones nos tocará ser el apoyo de quien nos busca pidiendo ser escuchado y sobre todo, comprendido.

No en vano en una de sus obras lo dijo Shakespeare: “El dolor oculto, como un horno cerrado, quema el corazón hasta reducirlo a cenizas”.




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